La magia del “Chueco” Varela: una muerte temprana y absurda y un homenaje en dos tribunas que nació a los pies de su tumba

El viejo y recordado Estadio San Martín, ese reducto de Champagnat y Alvarado que albergó partidos de fútbol hasta los primeros años de la década del 90, fue el protagonista de parte de la historia grande del fútbol marplatense, y también del fútbol grande de Argentina. Allí jugó incluso un tal Edson Arantes do Nascimento y un pibe de Argentinos Juniors marcó sus dos primeros goles: Diego Armando Maradona.

Para la Copa del Mundo que se disputó en nuestro país en 1978, el San Martín vio nacer a su gran competidor, un estadio nuevo, flamante, moderno, que le quitó la exclusividad de las grandes tardes y noches de fútbol en la ciudad: el José María Minella, aunque en aquel momento se lo conoció como el Estadio Mundialista Ciudad de Mar del Plata.

Ambos estadios tienen algo en común aparte de la práctica futbolística como actividad saliente. En el caso del San Martín era bien sabido este aspecto y todavía hay quienes lo recuerdan; pero en el caso del Minella muy pocos lo saben, por no decir prácticamente nadie. De hecho, este humilde cronista lo advirtió casi de casualidad una tarde, mientras caminaba por el campo de juego cerca de la popular norte y de ahí esta nota. El San Martín la tuvo y el Minella la tiene: una tribuna llamada “Varela”.

Quién fue Carlos Benigno “el Chueco” Varela

El marplatense Carlos “el Chueco” Varela fue un crack de los años ’40. Nacido futbolísticamente en Independiente, también jugó en River Plate y en Aldosivi. Incluso, su juego destacado lo llevó a la primera división del fútbol argentino, nada más y nada menos que a jugar en 1944 en Boca Juniors. 

Pero su paso más recordado fue definitivamente en River Plate de nuestra ciudad, y su presencia indiscutida por aquellos años en la Selección de Mar del Plata, equipo representativo que participaba en torneos y copas nacionales que la AFA organizaba.

El Chueco era el ídolo de los marplatenses futboleros de la época. Según el periodista Mario Trucco en su libro “El Deporte y la Vida”, “Carlos Varela había sido el depositario no solamente de la admiración, sino también del cariño de todos aquellos que allá por los años ‘40 habían admirado su habilidad y se habían visto conmovidos por una espontánea actitud que entrañaba un verdadero ejemplo de humildad y sencillez”.

Su paso por el Xeneize, según el sitio "La Historia de Boca Juniors", fue discreto y sólo convirtió 1 gol con la camiseta azul y oro. El Chueco hizo su primer y único gol en Boca el día de su debut, a los 29 minutos del primer tiempo, cuando puso el 3 a 0 parcial para los de la ribera en la goleada 8 a 2 frente a Colegiales. El match se jugó un jueves 30 de marzo de 1944 en la Bombonera que aún no tenía 3 años de inaugurada y sólo contaba con dos de sus características tres bandejas.

Varela reemplazaba en aquel equipo a otro jugador con su mismo apellido, el delantero uruguayo Severino Varela, muy recordado por su infaltable boina blanca. El Chueco compartió plantel con glorias de la historia Boquense, un equipo que marcó una época y que ese año se consagró campeón y frenó a la Máquina de River. 

El once era de memoria: Vacca; Marante, Valussi; Sosa, Lazzatti, Pescia; Boyé, Corcuera, Sarlanga, Varela y Sánchez. El Chueco jugó sólo 5 partidos entre oficiales y amistosos, pero cuenta en su palmarés con el Campeonato 1944 en el cual jugó un partido vs Independiente. El otro Varela, Severino, estaba intratable aquellos años y no dejó lugar en la delantera para el crack marplatense.

Después del paso por Boca, el regreso, y siempre como figura prácticamente inamovible de la selección de Mar del Plata. De ahí su representatividad y el cariño que le tenían a Varela en la ciudad. 

El origen de la Tribuna Varela en el San Martín y el Minella

El Chueco Carlos Varela falleció un sábado 19 de diciembre de 1964, víctima de un accidente automovilístico cuando andaba en su bicicleta. Tenía tan sólo 45 años. Su muerte causó una gran conmoción en Mar del Plata, en especial en el ambiente futbolero. 

Mario Truco en su libro cuenta que, años después de la muerte del Chueco Varela, se encontró casualmente en el cementerio de La Loma, frente a la tumba del Chueco, con Armando Abraham, a quien llamaban “Cuerito”, hijo del primer presidente del Club River de Mar del Plata y ex jugador del Millonario. 

Cuerito había concurrido en compañía de Héctor Di Pilato, que ya por entonces estaba participando de la actividad boxística, llegando a ser un histórico preparador del deporte de los puños. Al término del homenaje que tributaban al crack y mientras aguardaban la llegada del colectivo, “Cuerito tuvo una sugerencia que no escapó a mi atención”, indicó Trucco. 

“Señaló lo lindo que sería, para que perdurara por siempre entre el ambiente, el nombre del ídolo cuyos restos acabábamos de visitar. Que la Liga Marplatense impusiera su nombre a una tribuna y, si era posible, a la popular, para que, en la boletería, el concurrente al estadio San Martín, propiedad de la Liga, no pidiese una popular, sino una Carlos Varela”, relató Trucco. 

Entonces se hicieron diversas gestiones que no alcanzaron resultado inmediato, pero que de cualquier manera constituyeron una buena siembra, porque tiempo después “la activa participación de otro integrante del plantel futbolístico marplatense, el Tano Arone, movilizó, ante los directivos de River Plate, identidad tan identificada con Carlos Varela, una gestión ante la Liga, que culminó exitosamente”, indicó el eximio periodista en su libro. De ahí en más, la tribuna que daba espaldas a la calle Tres Arroyos del viejo estadio San Martín se identificó con el nombre de Carlos Varela. 

Demolido el estadio San Martín, tras su venta en la década del 90, las autoridades del Ente Municipal de Deportes y Recreación realizaron tiempo después un nuevo homenaje, descubriendo en el sector popular norte del estadio mundialista José María Minella una placa con la denominación de Carlos Varela para esa tribuna.

Para esta nota hubiera querido dialogar con Mario Trucco acerca de Varela, la historia de las tribunas y la historia misma del fútbol marplatense, pero lamentablemente Mario ya partió y hoy mira los partidos desde quién sabe dónde, pero seguro los ve. Con quien sí pude tomar un café y me contó de la idolatría que generaba el Chueco en sus años de jugador, fue el querido Vicente Luis "Cholo" Ciano, que también me prestó el libro de Mario Trucco para que podamos saber un poco de la historia de un verdadero crack del fulbo de los años ’40.