Florencia Canale y la fascinante vida de Catalina de Erauso: claustro, guerra, furia y búsqueda

La cruzada. Catalina de Erauso: La guerra en el cuerpo, su furia en la piel es el nuevo libro de Florencia Canale. La vida de una mujer que se vistió de hombre, peleó contra los indios en Chile, volvió a Europa y decidió abandonar todo para quedarse en el desierto mejicano. Se presenta en Mar del Plata el 27 de junio.

La cruzada, la vida de Catalina de Erauso.

22 de Junio de 2025 09:54

Fue todo un desafío para Florencia Canale comenzar con La cruzada. Catalina de Erauso: la guerra en el cuerpo, su furia en la piel (Planeta – 2025). La autora transitó desde un cambio de siglo, sus novelas anteriores estaban centradas en el siglo XIX, hasta pasar del período independentista en América a la “Historia grande de España”, como ella misma dirá.

Pero, ¿de quién hablamos cuando nos referimos a Catalina de Erauso? “Hija de una acomodada familia de San Sebastián, la menor de seis hermanos, a los cuatro años fue internada en un convento de dominicas. De inmediato, su rebeldía y su intransigencia se hicieron carne. A los quince huyó, salió al mundo. Decidió vestir ropas de hombre, vivir su vida como un varón. En adelante, nada de lo humano le fue ajeno. La furia y la guerra marcaron tanto su piel como cada uno de sus días. Con su identidad apócrifa viajó sin rumbo. Cruzó el Atlántico, luchó y mató por su rey, pero también por ella misma. Vio a la muerte a los ojos no una, sino cien veces. Prófuga y encendida, buscó la paz y no encontró más que arrebato adonde fuera que sus tormentas la llevaran”, cuentan desde la contratapa del libro. Sin embargo, su historia va más allá.

“Ella es pura incertidumbre. Bueno, el ser humano es pura incertidumbre. Faltaba tal vez un poco para que el sujeto histórico fuera detrás de certezas. Ella sale al mundo sin saber qué busca, pero hay algo que está buscando. Lo que encuentra en el claustro no la satisface. Ese claustro propio, hablando del cuarto propio de Woolf, no le es suficiente, y vaya uno a saber si finalmente lo encuentra. Tal vez sí, no vamos a spoilear demasiado, pero sí, tal vez lo encuentra un segundo antes de la muerte, que es lo que nos pasa a todos los seres humanos”, cuenta Florencia Canale antes de su visita para presentar su nueva novela en Mar del Plata.

Florencia Canale presentará su novela en Mar del Plata.

—¡Qué interesante este tópico de la búsqueda en su vida! Una búsqueda que puede no tener un final, sino que sea solo camino; una búsqueda que puede trasladarse incluso al estilo de vida de hoy…

—Es que, seguramente, ese camino, esa búsqueda, el viaje, el transcurso, es lo que debería, para nosotros, incluso en el presente, sujetos dominados por la ansiedad, ser lo importante. No es el destino, no es la llegada, no es el punto de partida, no es el punto de llegada. Es ese viaje que tanto nos cuesta. En definitiva, ella, además, no lo tiene permitido porque es una fugitiva; está en fuga todo el tiempo, incluso como una línea de fuga de su destino. El destino de todas las muchachas, de las niñas a fines o en el siglo XVI, era el monasterio, el claustro. Una sola de la prole podía casarse para tener hijos. Los varones, claro, estaban a las órdenes del rey y sí podían casarse porque eran los que mantenían el linaje. Pero ella se hace una pregunta, y eso es lo fundamental, se hace una pregunta, tiene una duda y, por supuesto, esa duda la lleva a vivir en un estado paranoico de persecución constante. Tal vez ya nadie la persigue, se persigue ella. Está escapando, se esconde detrás de un traje apócrifo, o sea, una máscara. ¿O no vamos todos con una máscara? Nosotros nos presentamos tal cual somos; ella se pone una máscara y vive escapando, seguramente, de esto que la persigue. Congela su corazón, congela su cuerpo, se faja, cubre su realidad que son sus curvas de mujer, esconde el vestigio, el rastro de lo femenino que es. Ella se escapa porque se viste como varón, porque se va a pelear contra el enemigo en América y está todo el tiempo rodeada de varones. Entonces, enmascara su rastro, que es la menstruación; se escapa, no quiere dejar rastro.

Catalina de Erauso fue descubierta por Florencia Canale mientras investigaba a Bernardo de Monteagudo para uno de sus libros anteriores. El encanto fue inmediato y, al proponérselo a su editor, la decisión de trabajar sobre su vida fue también instantánea. Canale dirá que, “Cuando se me apareció, me pareció que era un personaje fascinante, inquietante, perturbador. Me atrapó el hecho de que se hubiera vestido de varón para vivir una vida, para escapar del convento. Por supuesto, te estoy hablando de Wikipedia, de esa primera impresión al averiguar quién era, porque era un nombre más dentro de las tradiciones bolivianas. Yo estaba buscando, pensé que era una amiga de Monteagudo y googleé. Podría haber googleado otra y me aparece el retrato de ella y, por supuesto, decía ‘monja trans’, algo que yo execro. Esto de la primera monja trans me parece execrable y, además, tampoco es que haya sido la primera. Pensemos en Juana de Arco, sin ir más lejos. Me pareció muy básico y para el clickbait. Sin embargo, yo me quedé y miré un poco por arriba e, inmediatamente, casi que pensé el título porque me pareció que llevaba adelante una cruzada, por supuesto posterior, pero era una mujer que se había vestido de varón, que había peleado contra los indios en Chile, que había viajado a América. Había tanto para contar que tuve la sensación de que estaba yo emprendiendo mi propia cruzada porque me iba de continente, me iba de siglo, se me abrió un panorama inmenso de historias”. Y agrega: “Últimamente, desde hace unos años, tal vez los estudios de género la tomaron para hablar de asuntos que a mí me parecen un poco conclusivos y que no le hacen honor a su figura. Me parece que es mucho más que dedicarle estudios queer a esta mujer. Pero era inevitable no quedar atrapada, sucumbir ante su figura, su naturaleza”.

Viernes 27 de junio en el Centro Cultural Victoria Ocampo.

—Aparte de esa vida extraordinaria, ella construye su propia figura de escritora, también algo impensado para la época…

—Claro, ella también construye su propia figura de escritora, te digo un siglo antes que Sor Juana Inés de la Cruz. Lo de ella realmente fue el camino de la heroína, y no lo estoy forzando en este caso, es el camino de la heroína realmente. Ella lo escribe en sus memorias, en su autobiografía. Por supuesto, entendemos que seguramente habrá hecho uso y tal vez abuso de la ficción, porque es una gran escritora, una anticipada completamente. Y eso se pone en discusión en la infinidad de estudios y teorías sobre su vida a principios del siglo XX, antes de todo el estudio de género y demás. Yo tengo mucho material de los estudios que han hecho sobre ella en España, que son fascinantes, porque no basta con su librito. Por supuesto, había que leer sus memorias, que son 70 páginas de un texto bastante plano, que está escrito en el 1600 y se necesita un poco más de oleaje, la voluptuosidad del momento de Europa y América en ese entonces. Su librito tiene un final bastante malo, como si quedara en el aire todo lo que era. Lo que yo cuento es hasta que llega a México. Tampoco hay tanta descripción sobre su trabajo y su estadía en Orizaba y demás, pero sí está todo escrito por ella y, además, después, claro, porque lo interesante es que ella se transforma en una celebridad viva y esto no sucedía en ese momento. En una celebridad, en una figura famosa, perseguida por los fans. Es un disparate, pero en ese momento era mirada como un bicho raro, admirada y, seguramente, envidiada, despreciada, de todo un poco. Es por eso que ella se va a América, escapando de las luces de la ciudad, escapándose de la desmesura italiana; además, estuvo en Roma y en Nápoles, dos lugares de los más movilizados y deslumbrantes. Después de eso es que ella decide, casi como Jesús con los fariseos en la plaza y ver ese exceso de riqueza, de opulencia, hacer su vía crucis, porque su vida es religiosa y necesita, casi como un monje tibetano, quitarse los oropeles de la vida profana…

—Claro, despojarse, ahí está la parte cristiana, despojarse de eso e ir hacia el desierto, que es lo que hace…

—Exactamente, y va al segundo convento de Agustinos, de San Agustín, el santo que venía de los excesos y termina como una asceta y de un rigor brutal. En definitiva, ella termina expiando sus pecados. ¿Cuáles habrán sido? nos preguntamos nosotros. Expiando sus pecados en la soledad del desierto mexicano, así termina…

Y así comenzó su historia: “No tenía idea dónde estaba. Salió a la calle que nunca había visto. No sabía hacia dónde ir. Era libre”. La historia de Catalina de Erauso, aquella que se vistió de hombre para vivir su propia vida. Una vida que fue búsqueda constante, una vida que pagó, finalmente, con el destierro.

(*) Florencia Canale presentará La cruzada. Catalina de Erauso: la guerra en el cuerpo, su furia en la piel el viernes 27 de junio a las 17.30 en el Centro cultural Victoria Ocampo.